jueves, 24 de enero de 2013

DESPUÉS DE LA TEMPESTAD...SE CALMA EL ALMA


Me paro y observo, necesitaba respirar por un momento, tal vez duró días o semanas, lo cierto es que perdí la cuenta.

 El torbellino de pensamientos hacía que ni yo me entendiera, como una tormenta de esas que dan miedo, las ideas golpeaban contra las ventanas de mis sentimientos, azotándolos con una fuerza huracanada de pensamientos desordenados, quise bajar persianas, correr cortinas y no verlo, pero aun sin verlo era imposible no sentir el frío de todas esas emociones.

Siempre hay alguien que te entiende, que te dice que no te preocupes, que el sol volverá a brillar, y que poco a poco te acostumbraras a esas tempestades que por otra parte son necesarias.

 También hay quien no lo entiende, y no puedo reprocharles nada, pues en circunstancias parecidas yo seguro también hice lo mismo.

Pero es cierto que el viento amaina, que las gotas que corren por mi interior dan paso a rosales sin espinas, y todo empieza de nuevo a fluir, pero esta vez estoy avisada, que cada cosa tiene un después, que cada acto tiene unas consecuencias y que yo seré  la primera en sentirlo incluso traspasando mi piel, que vivir es escoger, tomar decisiones y también equivocarse, y que todo eso al fin y al cabo es aprender.

Mi suerte es teneros a pesar de mis errores, mi suerte es conocer a personas que me acepten como soy, que son capaces de ver en mí incluso más allá de lo que yo veo, mi suerte fue encontraros, mi deseo es cuidaros y conservaros.