Surqué mil vientos añorando tu presencia, sin saber quién
eras, falle muchas veces en el intento de encontrarte, pensé tanto en ti que
casi llegue a convencerme de que no existías nada más que en mis deseos.
Perdí mil batallas que
ahora reconozco como victorias, pues debía perder esas para conquistar la más
preciada de todas ellas, la única que precisamente no sería una batalla, sino
un remanso de paz para mi alma.
Que curiosa y
maravillosa es la vida, que te hace realidad, que te presenta ante mis ojos con
tu sonrisa tímida, que tiemblas tanto como me haces temblar, que eres calor y
nunca frío, que todo a tu lado es un cielo azul, del azul más bonito, que tu
tacto es la seda con la que quiero vestirme cada día, tus palabras, tu voz, la
música que despierta mis sentidos, sentidos que se pierden y se encuentran en
ti.
Cómo es posible que al
mirarte ya no existan ni males ni dolores, ni tan si quiera resfriados que me
impidan respirarte y suspirarte en tu ausencia.
Que bonitas son las
escaleras que llevan a tu cielo, parándonos en cada peldaño para sellar el
siguiente paso con un nuevo beso, cómo vuelan mis sentidos con tan solo tu
mirada…
Siempre te había
esperado, lo que no sabía es que llegarías con tanta magia, sin trucos ni
cartas bajo la manga, tan solo tú, tal como eres, no necesitas nada más, fue mi
día de suerte el que me encontraste y desde entonces todos los días lo son.
TE
QUIERO