No quiero dormirme hoy sin dar las gracias a este día por
enseñarme el ying y el yang de las emociones.
Por despertarme con energía, por ser capaz de transmitirla,
de compartir y despertar sonrisas.
Por ver la luz en los ojos que me miran con cariño y llenarme
de las situaciones que terminan con un abrazo en grupo.
También doy las gracias por nublarme, por dejarme caer
levemente, o …gravemente, al fin y al cabo, sentirme en el lado opuesto en el
que tan solo hacía unas horas vivía.
Por esa voz interior que tantas veces me han dicho, que ojalá
fuera capaz de escucharla con la misma fuerza que sale cuando habla para otros.
Por
ser capaz de hablarme… de escucharme… de pararme.
Doy las gracias por
ser capaz de remontar el vuelo, y volverme a sentir por encima de ese nublado,
por encima de la oscura noche, y de nuevo rozar las estrellas.
Sola pero conmigo, pues esta guerra no tenía enemigos.
Doy las gracias por permitirme acabar el día con… no la misma
sonrisa que desperté, sino con una sonrisa mejorada.
Ahora
sí puedo entregarme a los sueños, los que se viven despierta hoy los he
cumplido.