Al cruzar la calle miré a un lado
y a otro, no para ver si venían coches…que también, sino para grabar en mi
memoria esas imágenes, las cuales vi mil veces y que hoy se que algún día no
muy lejano, dejarán de ser los decorados que encuadran mis pasos…
El quiosco de enfrente, la hilera
de coches a ambos lados, esa curva ciega, aquel bar situado en alto al que entré
solo una vez, una cantidad de extras en esta mi película que no conozco ni
conoceré, gente con rostros asociados a perros, conversaciones furtivas que yo
recuerdo y ellos parecieron olvidar…
Sigo caminando lentamente,
tratando de no perder detalle a pesar del frío que congela mi cara y mis manos,
luces en algunas ventanas, adornos navideños iguales año tras año, y me
pregunto…si salgo de aquí, ¿alguien notara mi ausencia? Soy un extra en mi
propia película, donde las personas que más recordaré ni tan si quiera coincidí
con ellas en un café…
Amigos si me llevo, pero nuestros
encuentros, diálogos y risas discurren en un marco distinto al que veo cada
mañana, cuando hago mi primer encuentro con el exterior, me monto en mi coche y
parto hacia esos otros decorados…
No me siento parte de este
entorno o no quiero quedarme con los sentimientos del pasado en que lo fui,
pues el pasado quedo en la línea anterior…como otros lugares que desaparecieron
y se comió el tiempo y el recuerdo, y al desaparecer se llevaron consigo mis
momentos ahí vividos, como si de un Titanic se tratase se hundieron también
conmigo, con aquella que fui cuando estuve allí…
Y hoy volví a abrir los ojos,
aunque fuera tan solo para cerciorarme de que este envoltorio de paisajes se irá
difuminando a lo largo de los años, quedando tan solo una cosa segura e
imborrable… esas enormes lunas que se ven desde aquí, que tienes la sensación
de que si pudieras acercarte un poco más podrías llegar a tocarla…
Las lunas si vendrán conmigo, a
cambio os dejo todo lo demás, pues quien soy ahora nunca vivió en ese lugar.
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